Mesa redonda. Convocados por La Voz del Interior, nueve pediatras de hospitales públicos y privados y del Ministerio de Salud dialogaron sobre el niño como factor de cambios positivos en el hogar.
Por su naturaleza más permeable, su capacidad de aprendizaje y el interés por su entorno íntimo y protector, el niño es un agente introductor de mensajes saludables en el hogar. Y, a su vez, por la preocupación que su calidad de vida genera en sus padres, es un gran generador de cambios de conducta en la familia.
En eso coincidieron nueve pediatras –funcionarios, responsables de consultorios, de departamentos de establecimientos públicos y privados, directores de hospitales o dirigentes de asociaciones profesionales– convocados por La Voz del Interior con motivo del segundo aniversario del Suplemento Salud, que coincide con la semana en la que se celebra en el mundo el Día de la Salud.
Participaron Bernardo Calvo, pediatra del Sanatorio Allende y sus pares de la Clínica Universitaria Reina Fabiola, Ricardo Antonio Fernández, y del Hospital Privado, José Torres; Silvia Ferreyra, subdirectora del Hospital Pediátrico Niño Jesús; María Eugenia Gordillo, jefa del Servicio de Emergencias del Hospital de Niños de la Santísima Trinidad; Enrique Orschanski; Héctor Pedicino, subjefe de Pediatría y Neonatología del Hospital Italiano y vicepresidente de la filial Córdoba de la Sociedad Argentina de Pediatría; Ricardo Rassi, subdirector del Hospital Infantil y Marcela Yanover, de la Dirección de Maternidad e Infancia del Ministerio de Salud.
“El niño incorpora el conocimiento y está ávido también. No se queda con ver qué pasa y por qué”, afirmó Ferreyra. La subdirectora del Hospital Pediátrico aseveró que esto se reflejó en el último congreso de infectología pediátrica que se realizó a comienzos de mes en la ciudad, en el que grupos de escolares demandaban con gran interés conversar con los médicos.
Rassi describió que el niño tiene “una mente más abierta a adherir a la enseñanza de los mayores” y relató que escuchó a una niña reclamar a sus padres “más tiempo de ocio”, un concepto que había adquirido en la escuela.
Consultado sobre si hay matices en la conducta de los más pequeños, en función de características como la edad, Bernardo Calvo opinó que entre los 4 y 5 años tienen una actitud particularmente receptiva, porque aunque no comenzaron la escuela tienen una gran capacidad e interés en adquirir conocimientos. “Es una edad muy linda: pueden hablar, son autosuficientes, tienen actitudes muy divertidas y lo que les decís a esa edad no se les olvida más”, aseguró. Y el médico, apuntó Pedicino “es un gran educador”. En ese sentido, Torres afirmó que desde la Antropología se ha estudiado que mientras hay profesiones que han perdido prestigio en el mundo ante niños y padres, como la de los maestros, los pediatras han conservado su autoridad ante la familia.
“El colegio es una fuente de información para el niño, pero también nosotros lo somos. Podemos hacer, y de hecho lo hemos hecho, que se modificaran muchas conductas en la familia a partir, por ejemplo, de la pandemia de la obesidad”, ratificó Pedicino. Padres que no se habían preocupado por su problema de peso, comenzaron a cambiar sus hábitos alimentarios ante la obesidad de su hijo. Y sobre el tema, Torres apuntó que los profesionales advierten que si no cambia el hábito de la familia, el niño no bajará de peso.
Por su parte, Yanover señaló que, a partir del interrogatorio médico, se obtiene información sobre los hábitos de la familia desde el consultorio del pediatra. Por ejemplo, si hay fumadores en el hogar. Pedicino replicó que a partir de una enfermedad respiratoria del niño, la práctica del tabaquismo suele desaparecer. “Tenemos la dicha de trabajar con la persona más importante que tiene cualquier familia en cualquier condición y cualquier situación del mundo. Y por eso mismo también los padres son muchas veces capaces hasta de torcer su propia ideología o sus propias creencias por el bien del hijo. No sólo el niño tiene una apertura mayor, sino que para con el niño el padre también tiene una apertura mayor”, añadió.
Una infancia diferente
Pese a que son muy capaces de convertirse en factor de cambio y de transmitir mensajes vinculados con la salud, actualmente los niños se enfrentan a dificultades que afectan su calidad de vida. “Cada vez tenemos más chicos estresados, más casos de gastritis vinculados con eso”, indicó Torres. “El niño tiene síntomas de un gerente de banco en quiebra: cefaleas, dolores de panza, insomnio, tristeza, depresión, se rompen las muelas por apretar los dientes”, graficó Orschanski.
Y Fernandez, desde su propio rol de padre, consideró que hay un grado de responsabilidad en los progenitores. “Generamos una carga horaria de actividades que no es sustentable”, dijo al respecto. Yanover marcó entonces que el dilema está entre diagramar tareas programadas para los hijos o asumir riesgos antes menos potenciados de una recreación más libre. “Antes era distinto, salías a la calle en bici y no había problemas. Ahora, los niños se quedan más tiempo en la casa encerrados y eso lleva a que vean más televisión, la computadora”, dijo. A la hora de colocar las alternativas en la balanza, consideró que hay que sopesar las opciones. “¿Qué es preferible: que esté en danza o que esté prendido a la computadora?”.
Ante la pregunta final sobre cómo prevén que serán los niños que hoy atienden dentro de 20 años, las respuestas combinaron optimismo sobre algunos hábitos y cierto temor por la aparición de nuevos factores de riesgo y por indicadores que no cambian, como el de los accidentes de tránsito.
“En lo que respecta a las enfermedades transmisibles, la situación ha mejorado muchísimo; también se redujo el consumo de cigarrillo, pero no de alcohol”, alertó Fernández. “Creo que practicarán más deporte, harán más vida al aire libre. Ellos marcan más los límites, reclaman el tiempo de ocio”, estimó Yanover. En tanto, Gordillo recordó que la epidemia de VIH que se dio a conocer en la década de 1980 implicó un cambio trascendental con respecto a la sexualidad, pero fue pesimista en lo que respecta a la accidentología vial. “Estamos muy lejos de los indicadores más adecuados. Lo que se ha logrado fue por razones punitivas, pero por ejemplo los niños que van atrás en los autos no llevan cinturón de seguridad o lo llevan mal colocado”.
“Hay un cambio de factores de riesgo. ¿Qué podemos hacer? Tratar de promover buenos hábitos para generar un estilo de vida un poco más saludable”, observó Fernández.
Todos coincidieron en que los niños tienen más conciencia de la necesidad de protección del medio ambiente, hasta el punto de procurar concientizar sobre ello al resto de la familia. “En nuestra época, creo que ni siquiera conocíamos la palabra “ecología” por ejemplo y ellos están muy preocupados por ese tema”, manifestó Pedicino.
Orchanski interpretó que los cambios están asociados a ciclos. Aseveró que hay prácticas más saludables que los hijos se autoimponen al ver cómo sus padres sufrieron por malos hábitos, pero que pueden reaparecer ante la ausencia de esos efectos devastadores. “Hay una generación en la que se fumó menos porque se vio a los padres morir o enfermar por culpa del tabaco. Yo veo que la actual generación de adolescentes ven a sus padres más sanos y sin tabaco y están volviendo a fumar”, resumió el pediatra y escritor.
Una mesa redonda de profesionales adultos con funciones de alta responsabilidad y altos niveles de capacitación académica, en la que estuvo presente también una niña, dejó claro que hablar de infancia distiende, recrea, invita a pensar, a proyectar y a aprender de nuevo.
Además de difundir mensajes que promuevan su calidad de vida, los adultos también tienen que procurar el respeto del derecho de los niños al acceso a la salud.
Para profundizar
Representantes tanto del sector público como del privado, los pediatras convocados consideraron que es posible profundizar la integración entre ámbitos para la ejecución de más acciones de promoción de la salud.
Los profesionales, acostumbrados a encontrarse en ámbitos académicos, afirman que el enlace es menor en materia de aplicación de políticas específicas. Manifestaron también que lo considerado como “emergente diario”, la atención de los problemas que surgen en el día a día de un establecimiento de salud, dificulta una mayor participación en acciones inclusivas.
FUENTE: Alejandra Beresovsky de La Voz del Interior - 09/04/2014
www.lavoz.com.ar/salud/una-mirada-sobre-los-ninos-promotores-de-salud