Corea del Sur y Corea del Norte mantuvieron hoy un histórico encuentro, en una inusual atmósfera de distensión que permitió analizar el encuentro de familias separadas por la guerra programado para fines de este mes.
La cita a puerta cerrada se extendió durante horas, como es habitual en las reuniones intercoreanas, y sembró esperanzas en torno a un acercamiento duradero de dos vecinos enfrentados, informó la agencia de noticias EFE.
Sin embargo, la reunión, rodeada de un enorme secretismo, comenzó con discrepancias entre los representantes de Norte y Sur sobre los temas a tratar, indicó una portavoz del Ministerio de Unificación.
La delegación surcoreana partió hacia la aldea fronteriza de Panmunjom con la doble premisa de garantizar la celebración del próximo reencuentro de familias divididas del 20 al 25 de febrero en el monte norcoreano Kumgang y convencer a su contraparte para regularizar este tipo de eventos humanitarios.
Por su parte, Corea del Norte no adelantó detalles sobre sus propuestas en la histórica reunión de hoy, la primera de alto nivel desde 2007.
Ambas naciones, sin embargo, manifestaron su voluntad de abrir una etapa duradera de entendimiento tras años de estar inmersas en un ciclo vicioso de tensión-distensión.
El Ministerio de Exteriores de China, país clave en el conflicto coreano al ser aliado político del Norte e importante socio económico del Sur, se hizo eco de la importancia de la cita y pidió que ambos vecinos "redoblen sus esfuerzos" para mejorar sus relaciones y "relajar el ambiente" en la región.
Por su parte, el secretario general de la ONU, el surcoreano Ban Ki-moon, tuvo el lunes en Sochi (Rusia) un encuentro poco usual con el jefe de Estado de Corea del Norte, Kim Yong-nam, al que instó a facilitar la celebración del próximo encuentro de familias divididas.
Sin embargo, sobre este aparente clima de reconciliación planea la sombra de los ejercicios militares Key Resolve y Foal Eagle, que Seúl y Washington realizan de forma anual y que este año comenzarán el próximo día 24.
Pyongyang condenó duramente las próximas maniobras, que considera un "ensayo de guerra" contra su país, y sugirió que podría peligrar la organización de los encuentros de familias divididas si los aliados siguen adelante con sus planes "hostiles".
En marzo y abril del año pasado, el gobierno de Kim Jong-un protagonizó una larga e intensa campaña de amenazas y hostilidades como respuesta a la realización del Key Resolve y el Foal Eagle.
Cuando hace una semana las dos Coreas convocaron el nuevo encuentro de familias separadas, se comprometieron a desvincular este evento humanitario del contexto político y militar, pero Seúl teme que Pyongyang finalmente no cumpla esta cláusula.
Por otra parte, Seúl busca un acuerdo con Pyongyang para que los reencuentros familiares puedan celebrarse de forma periódica, al considerar urgente la situación de los afectados por este drama histórico.
Las doscientas familias que a fines de este mes se reencontrarán durante unas horas son una reducida cifra con respecto a las 129.264 personas que sólo en el Sur solicitaron participar en los eventos en las últimas tres décadas.
Del total de solicitantes sólo permanecen con vida unas 71.000 personas y ocho de cada diez tienen más de 70 años, según datos de Seúl.
Con esto, cientos de ancianos fallecen cada año sin poder volver a ver a sus parientes del otro lado de la militarizada frontera del paralelo 38, un hecho que refleja la urgencia de este tipo de reuniones.
Ambas Coreas celebraron desde 1985 un total de 18 reuniones en las que más de 3.800 personas pudieron volver a citarse con sus parientes del otro lado de la frontera, de los que les separó la Guerra de Corea (1950-53).
Desde que tuviera lugar la última reunión a fines de octubre de 2010, no se celebraron más reencuentros familiares debido a la tensión política y militar entre el Sur capitalista y el Norte comunista.
FUENTE: Telam - 12/02/2014