CRONISTA DE UNA ÉPOCA Y DE LA PASIÓN ARGENTINA - Calé en el Museo del Humor

La muestra "Trapitos al sol" en homenaje a Alejandro del Prado -Calé- organizada por la Biblioteca Nacional que reúne bocetos, apuntes, fotos, revistas, libros y obras originales de uno de los grandes del humor gráfico argentino de todos los tiempos, se mudó a la costanera sur.

Calé, un cronista de época tanto en traje o en camiseta fue un hombre que pintó la pasión argentina – por el fútbol, el tango y algo más.  Encaró sus dibujos con rigor, afinando la pluma para rescatar la esencia del humor porteño de los años 40 y 50.
Humor en cuanto a clima de una sociedad que cambiaba después del 45 y del  “aluvión zoológico” y de cómo sus habitantes  se acomodaban a los hábitos y costumbres de la vida ciudadana.

Lucas  Nine, ilustrador y humorista gráfico reconoce en los dibujos de  Calé “una dimensión visual del peronismo".
Sin nombrarlo el dibujante relata en imágenes el avance de los trabajadores del campo a la ciudad, los nuevos empleos, y las dificultades para adaptarse a una urbe en crecimiento.

De ese modo retrató a una sociedad y un tiempo de integración y movilidad social, siempre desde una mirada horizontal y a partir de sus pasiones.

Algunas de sus páginas pueden pensarse hoy, como la imagen congelada de un espacio urbano, social y cultural en extinción. Pero hay otras circunstancias, pequeñas, domésticas pero esenciales, así como cierta mirada sobre el uso del lenguaje, el periodismo y los medios, que no tienen fecha de vencimiento.
Todo retratado con afecto pero sin complacencia.

No son sólo las arrugas, ni los ceños fruncidos, ni los excéntricos jopos lo que uno ve en esos hombres y mujeres maravillosamente retratados por el humorista, sino lo que ellos sienten y piensan, lo que hay detrás de esos rostros, sus agachadas y traspiés, pero también sus aspiraciones.

La mayor parte de las veces, sus personajes lucen trajes y corbatas de sofisticados entramados y, sin embargo, –tal como acertadamente señaló Guillermo Divito, al bautizar la sección de Rico Tipo “están en camiseta; por más empilchados que se presentaran, el dibujante los desnudaba”…

Calé sacó los trapitos al sol.

Alejandro del Prado (1925-1963) Calé, con 20 años, se fue de Rosario a vivir a Buenos Aires, y rápidamente liquidó sus ahorros yendo a escuchar a músicos que admiraba como Astor Piazzolla y Horacio Salgán, llegó a convertirse en su representante para poder acompañar a los músicos y conseguir trabajo para todos y, fueron los primeros en ser dibujados junto a otros artistas.

Un fervor que alimentaba noche tras noche, mientras tomaba notas, escribía ideas, trabajaba los bocetos,  que después  aparecían en blanco y negro, con una línea nítida y elegante.
Se convirtió de ese modo, en el cronista de una época, que revelaba el alma porteña.

Luego de trabajar un tiempo como ilustrador de avisos publicitarios, comenzó a publicar sus dibujos en diarios y revistas, transformando sus propias pasiones -el tango y el fútbol-, en materia creativa. En la revista River desarrolló una serie de comentarios humorísticos titulada "El seguidor fiel", que firmaba como Alejandro, el "fana".

En la muestra se pueden ver las viñetas más emblemáticas de su célebre página “Buenos Aires en camiseta”, que publicaba en la revista Rico Tipo –con una tirada de 300 mil ejemplares– sobre la vida de Buenos Aires en los cincuenta, cuando la tele no existía, los hombres andaban en la calle con sombrero, se viajaba en trolebús y en los colectivos había guardas que cobraban el boleto.

Su capacidad de observación lo llevó a modificar el punto de vista como estrategia narrativa. Gran parte de sus trabajos están estructurados a partir de pares opuestos y complementarios y el efecto humorístico radica, justamente, en esa oscilación entre cómo se ve uno y cómo lo ven los demás. O en las diferentes reacciones ante la misma situación.

Sus trazos son un muestrario imperdible de geometrías, de texturas, de grosores y de curvas, en una suerte de pop adelantado. A fuerza de bocetos, de correcciones y de sobreexigencia, Calé avanzó de un trazo más simple a otro más elaborado, complejo, firme y agresivo.

Entre uno y otro momento afloró una lectura, literalmente, entre líneas: en los cuadritos se puede ver lo que no aparece dibujado, como si estuviera.

Buscando la complicidad del lector él, hace visible lo que no está y se revela como un artista con todas las letras.
Y compinche nos provoca hoy, una nostalgia por aquel porteñaje mucho menos anónimo que el actual.

Cambian las ropas, los vestiditos, los peinados pero en el fondo el deseo, la vergüenza, la envidia o la alegría por un gol, son las mismas en esas camisetas, o en la sofisticación importada de la salada, de un San Telmo remozado e incluso de Palermo “Sojo”.
Y el autor dejó plasmadas esas vivencias para siempre en sus dibujos, que ya son patrimonio de todos a través de la colección de la Biblioteca Nacional.

Calé que se fue tan joven, dejó a su mujer María Ester que guardó todo este material y a sus dos hijos que heredaron esa sensibilidad,  Alejandro músico de “los locos de Buenos Aires”, y Horacio periodista que emocionado por la presencia de su padre “en esta catedral nuestra que es la Biblioteca Nacional” en la inauguración de la muestra en octubre decía: “me consta que leía y citaba a Jauretche y a su infinitamente amado Raúl Scalabrini Ortiz, cuya revista, además, compraba y guardaba”.

Espíritu y obra que lo trasciende y ocupa el lugar que se merece, homenajeado a los 50 años de su muerte y  rescatados estos 60 originales por el Programa Nacional de Investigación en Historieta y Humor Gráfico Argentinos de la BN.
El escritor Juan Sasturain  sostiene que: "Calé es uno de los grandes del humor gráfico argentino de todos los tiempos. Y lo es de un modo muy especial, único.

Eso es algo que seguramente se pueda decir también de varios de nuestros mejores muertos –Oski, Landrú, Battaglia, Fontanarrosa, Copi–, tan buenos como diferentes entre sí, y que fueron únicos cada uno a su soberana manera".

Humor gráfico con mayúsculas, que mantiene una actualidad más allá de las modas.

Esta muestra “Vintage” como se dice ahora, invita tanto a la risa como a la ternura en la mirada compinche y, que con la vuelta del tango y las milongas más de uno se va a identificar.

Un paseo imperdible no sólo para los amantes de la historieta, visitar la vieja casona de “La Munich” ahora Museo del humor.

Y reconocer que todos traspiramos la camiseta, en estas crónicas urbanas que Calé dejó plasmadas en sus dibujos, que ahora son patrimonio de todos.

Hay tiempo hasta el 9 de marzo  en la sede del MuHu, en Av. de los Italianos 851, Costanera Sur; de lunes a viernes de 11 a 18, sábados, domingos y feriados de 10 a 20. Con entrada libre y gratuita.

 

FUENTE: Telam - 07/02/2014

www.telam.com.ar/notas/201402/50629-cale-en-el-museo-del-humor.html